Uno de los miedos infantiles que más preocupan a los padres, es el que surge a la hora de acostarse. Esta acción que puede ser muy simple y cotidiana puede, en ocasiones, complicarse hasta extremos insospechados.
El miedo a dormir solo a oscuras, repercute negativamente en el funcionamiento diario del niño. Es aconsejable acostumbrar a los niños a realizar la misma pauta rutinaria antes de dormir, sobre todo entre semana.
Los rituales para irse a la cama constituyen un hábito de sueño saludable que les tranquiliza. Se le calma, pero no se le coge en brazos. Al cabo de un rato se vuelve a salir, aunque no se haya dormido. El procedimiento se repite las veces que haga falta hasta que comprenda que no se le va a sacar de la cuna o cama.El juego es una estrategia recomendable para el miedo a la oscuridad.