martes, 7 de agosto de 2012

LAS RABIETAS

Una rabieta  es una forma de manifestar enfado que usan los niños.  Es una forma inmadura de expresar ira o enojo. Hacia los 3 años de edad  y de una forma normal en su desarrollo- esto no quiere decir que no haya que hacer nada- los niños utilizan los gritos, los insultos y las patadas, como vehículo para expresar sentimientos de enfado. A esa edad se puede empezar a enseñar a su hijo a expresar sus sentimientos con palabras ("Estás enojado porque..."
 Debemos enseñar a los niños que el enojo es normal, pero que debe ser manifestado en la forma apropiada. A menudo, los niños tienen rabietas cuando se sienten frustrados consigo mismos. Cuando los niños llegan a la edad escolar, las rabietas deben ser raras. Recordad que la rabieta no sucede si no hay un público que reaccione ante ella.

Hay que aprender a controlarse  y hay que enseñar a dominarse. Os cuento como debe ser el proceso y no olvidéis que el cambio no es de un dia para otro. Paciencia:

1.- Apoye, hable, escuche  y demuestre comprensión:

• Cuando su hijo se enfade grite, patalee y llore, hable con el y dígale que repercusiones tiene su actitud. Hable con él cuando se haya tranquilizado y escúchele sus sentimientos: de cómo se siente, por qué está triste, enfadado…En estas ocasiones, su hijo necesita estímulo y un padre que lo escuche. Con un brazo apoyado sobre sus hombros, dígale algo que demuestre comprensión, tal como: "Sé que es difícil, pero vas a mejorar. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?" Elógiele también por no darse por vencido. Algunas de estas rabietas pueden ser prevenidas haciendo que su hijo se concentre en cosas que puede hacer bien.

• Los niños tienden a tener más rabietas cuando están cansados (por ejemplo, cuando no han dormido la siesta), porque son menos capaces de hacer frente a las situaciones frustrantes. En estas ocasiones, haga que su hijo se acueste. El hambre puede contribuir a las rabietas. Si sospecha esto, dele algo de comer. Las rabietas también aumentan durante una enfermedad. No haga caso a las rabietas motivadas por el deseo de llamar la atención o exigir algo. Los niños más pequeños pueden tener rabietas para salirse con la suya.

• Si usted reconoce que un evento en particular va a hacer que su hijo pierda los estribos, trate de desviar su atención hacia alguna otra cosa. Sin embargo, no ceda ante las demandas de su hijo. Durante la rabieta, si el comportamiento del niño es inofensivo, ignórelo por completo. Una vez que ha empezado, una rabieta rara vez puede ser interrumpida.

• Aléjese, incluso yendo a otro cuarto para que el niño ya no tenga quien le escuche. No trate de razonar con su hijo. Simplemente dígale: "Veo que estás muy enojado. Te dejaré solo hasta que te calmes. Hazme saber si quieres hablar". Deje que el niño recupere el control. Después de la rabieta, asuma una actitud amistosa y trate de normalizar las cosas. Usted puede prevenir algunas de estas rabietas diciendo "No" con menos frecuencia.
2.- Tiene que aprender a controlarse. Enséñeselo:

• Hemos de enseñarle a reflexionar antes de actuar.  Si algo le está enfadando, tiene que dejarlo, tranquilizarse y luego volver a esa situación.

• Algunas de estas rabietas pueden ser prevenidas dándole a su hijo una advertencia con 5 minutos de anticipación, en vez de pedirle de repente que deje inmediatamente de hacer lo que está haciendo. Una vez que la rabieta ha empezado, deje que su hijo siga con ella durante 2 ó 3 minutos. Trate de expresar con palabras el descontento del niño: "Tú quieres seguir jugando, pero es hora de dormir". Luego, llévelo a donde tiene que ir (por ejemplo, a la cama), ayudándole tanto como sea necesario (incluso llevándolo en brazos).

• Algunas veces las rabietas son demasiado perturbadoras o agresivas para que los padres las pasen por alto. En esas ocasiones, mande o lleve al niño a su cuarto para que permanezca allí durante 2 a 5 minutos.

Algunos ejemplos de comportamiento perturbador son los siguientes:

* El niño se cuelga de usted o le sigue de un lado a otro durante la rabieta.
* Su hijo le golpea a usted.
* Su hijo llora y grita durante tanto tiempo que usted se siente exasperada.
* El niño tiene una rabieta en un lugar público, tal como un restaurante o la iglesia. (Lleve al niño a otro sitio para su suspensión temporal. Los derechos de las demás personas deben ser protegidos.)
* Su hijo arroja algún objeto o causa daños materiales durante la rabieta.

• Sujete al niño cuando tenga rabietas en las que podría causar daño o lastimarse. Si su hijo ha perdido totalmente el control y grita desatinadamente, usted podría sujetarlo. Perder el control probablemente atemoriza al niño. Sujételo también cuando tenga rabietas durante las cuales podría lastimarse (como cuando se arroja violentamente hacia atrás). Tome al niño en sus brazos, dígale que usted sabe que está enojado y muéstrele, con su ejemplo, la manera de dominarse. Téngalo en brazos hasta sentir que empieza a relajarse. Esto generalmente requiere de 1 a 3 minutos. Luego, suéltelo. Esta respuesta reconfortante raras veces es necesaria después de los 3 años de edad.

• Algunos niños no quieren ser consolados. Tome a su hijo en brazos solamente si esto sirve de algo. Si el niño le dice "Vete", aléjese. Después que pasa la rabieta, a menudo el niño querrá que se lo tenga brevemente en brazos. Esta es una buena manera de reincorporarlo a las actividades de la familia.

3.- Enséñale a expresar las emociones:

• Aprender a  expresar las emociones nos hará más felices  y más inteligentes emocionalmente. Esto hay que trabajarlo. Hay que enseñarlo.
• Evalúa siempre su comportamiento, pero no juzgues lo que siente y no le restes importancia a sus emociones.
• Transmítele que es normal estar unas veces tristes  y otras alegres.
• Habla con el de emociones.
• No hagas interrogatorios.
• Cuéntales tus propias emociones y vivencias.
• Hay que decir si cuando es si y no cuando es no.

4.- Enséñale a solucionar los problemas:

Enséñale un esquema ordenado de resolución de problemas y conflictos:

1. Definir el problema.
2. Buscar alternativas de solución y elegir una. Déjale que piense él la solución.
3. Pensar un plan de actuación.
4. Evaluar el plan y los resultados obtenidos.

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