sábado, 14 de julio de 2012

Miedos a la hora de acostarse

Uno de los  miedos infantiles que más preocupan a los padres, es el que surge a la hora de acostarse. Esta acción que puede ser muy simple y cotidiana puede, en ocasiones, complicarse hasta extremos insospechados.

El miedo  a dormir solo a oscuras, repercute negativamente en el funcionamiento diario del niño.  Es aconsejable acostumbrar a los niños a realizar la misma pauta rutinaria antes de dormir, sobre todo entre semana.

Los rituales para irse a la cama constituyen un hábito de sueño saludable que les tranquiliza. Se le calma, pero no se le coge en brazos. Al cabo de un rato se vuelve a salir, aunque no se haya dormido. El procedimiento se repite las veces que haga falta hasta que comprenda que no se le va a sacar de la cuna o cama.El juego es una estrategia recomendable para el miedo a la oscuridad.

Una meta básica de la educación es lograr que el niño se desenvuelva autónomamente requiriendo cada vez menos supervisión adulta. La sobreprotección es una pauta educativa tentadora pero desacertada, porque refuerza la dependencia infantil. El mejor método para enseñar una nueva conducta es llevar a cabo en condiciones óptimas la siguiente secuencia: explicar, demostrar, practicar, felicitar, corregir, y vuelta a empezar, hasta que el niño domina con destreza la tarea.

¿Cómo actuar en el miedo a la oscuridad?
a) Luz
Si el niño protesta al apagarle la luz se reduce progresivamente la intensidad lumínica mediante un regulador eléctrico o por medio del grado de abertura de la puerta de su habitación.

b) Ruido
No es conveniente acostumbrar al niño a dormir en condiciones artificiales de silencio absoluto, de modo que cualquier ruido insignificante le despierte.

e) Condiciones climáticas
El exceso de calor dificulta el sueño. Además, la temperatura corporal infantil suele ser más elevada. Es preferible una única manta ligera, flexible, mullida y que transpire.
 d) Decoración
Colores claros facilitan el sueño. Los elementos decorativos, papel pintado, cuadros, cortinas, han de referirse a temas infantiles. Cuanto más agradable sea el ambiente donde duerme el niño, mayor es la probabilidad de que descanse plácidamente y no aparezcan respuestas emocionales negativas.

Rutinas para acostarse
• Hay que asegurarse que a la hora convenida para que el niño se acueste, su estado es el adecuado y no experimenta hambre, sed, empacho, cansancio excesivo, ganas de hacer pis o caca.
• Conviene acostumbrar al niño a seguir la misma pauta antes de dormir. Los rituales para irse a la cama promueven la adquisición de hábitos de sueño saludables y proporcionan seguridad.
• Se le pude contar un cuento con el objetivo de que no sea un relato tan ameno que produzca insomnio. Se trata más bien de aburrir al niño para que se duerma. Por tanto, se repite siempre igual, con tono cadencioso, susurrando cada vez más despacio, cada vez más débil, cada vez más monótono, para que el sueño le venza.
• Una de las dificultades que con más frecuencia plantean los críos pequeños al empezar a dormir solos en su habitación, es que se alteran en el momento en que sus padres abandonan el cuarto. Una solución es mostrar una actitud serena y firme. Si el niño llora, se le acaricia pero no se le toma en brazos. Al cabo de un rato se vuelve a salir aunque no se haya dormido. El procedimiento se repite hasta que entienda que no se le va a sacar de la cuna. Otra alternativa es efectuar la transición gradualmente, comenzando por el fin de semana que se dispone de más tiempo.
• Una técnica para superar el miedo a la oscuridad es practicar diariamente, durante una media hora, juegos de dificultad creciente, elogiando y premiando al niño por su esfuerzo y colaboración valerosa
La frecuencia diaria de exposición a la oscuridad posibilita adoptar medidas para prevenir la aparición del miedo y facilita la terapia con formato de juego.

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